Atrapado en el tiempo y esclavo de la razón se encuentra un monumental libro, que roza la efervescencia habitada, lo imposible y los sueños que amenazan con hacerse realidad. Es la última obra literaria de don Antonio Gil, titulado: Meditaciones para las cuatro estaciones del año. El autor nos ofrece una reflexión para cada día del año. Las hay que aluden al matrimonio, al amor, a los abuelos, a la amistad, a los "ni-ni", a la muerte. Agradecer que me nombre en la meditación del día 13 de junio. Don Antonio en lo más profundo de su ser alberga un gran poeta, de ahí que en diferentes meditaciones haga referencia a la poesía, Mario Benedetti, Cernuda, Gloria Fuertes, etc.

Es un libro imprescindible en este tiempo en que vivimos. El autor se refugia en la pureza de su creatividad, donde habitan las palabras, y desde allí construye su yo. Sus textos portan el lenguaje de la belleza. Su técnica es depurada. Consagrado a su vocación literaria de tono existencialista. Rico bagaje adquirido a fuerza de trabajo. Mensajes encriptados que electrifican el alma, enviados desde más allá del idioma...Textos que palpitan, que laten, con la piel erizada, envueltos en la perfecta medida de las brasas. En este libro encontramos la verdad y la ilusión no poseída, que reman luna a dentro, sin demora, mostrándonos el camino. Pensamientos con poder curativo, que tienen el sonido de lo eterno, que nacen a cada instante. Caleidoscopio de emociones nutrido de huellas dactilares que acunan el sagrario y la vida invisible. El escritor corona el hermoso Olimpo de las letras, pone palabras al silencio que no tiene dueño, deja volar su alma proyectando futuros.