El escultor Venancio Blanco, fallecido en Madrid, dejará honda y duradera huella en muchos lugares de España, pues son muchos los pueblos y ciudades en los que permanecerá su obra expuesta. Pero Córdoba y Priego han tenido el privilegio especial de gozar de su presencia frecuente, lo que nos ha permitido, a quienes le conocimos de cerca, admirar su riquísima personalidad y aprender de ella. Es bien sabido que esa relación con nuestra tierra tuvo su origen en la amistad surgida entre Venancio Blanco y el pintor Antonio Povedano en su etapa como alumnos de la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid. En los años siguientes, Povedano invita a Venancio a exponer en Córdoba, siendo su presencia constante desde entonces: Sala Municipal de Arte, 1954; Círculo de la Amistad, 1961 y 1964; Galería Atrium, 1974; Escuela de Artes, 1986; Museo Taurino, 1992; Plaza de Toros, 2004. Venancio está presente también en las exposiciones colectivas que se organizaron sobre El Flamenco en el Arte Actual. Ya en 2014, una antológica en el Orive y el patio barroco de la Diputación.

La relación de Venancio Blanco con Priego ha sido mucho más intensa, aunque el origen fue también su amistad con Antonio Povedano que le invitó en 1990 a participar en los cursos de verano que impartía en Priego. Se iniciaba una presencia constante y directa del escultor salmantino en Priego, consiguiéndose de forma casi milagrosa una serie ininterrumpida de 25 años en los que el curso Dibujo y Escultura en Bronce se impartía en la ciudad del agua y del barroco.

Creo modestamente que, quien no lo haya vivido de cerca, no puede imaginar la complejidad que encierra la elaboración de una escultura en bronce y por lo tanto el montaje técnico y humano que aquello requiere. Pero el equipo conformado y dirigido por Venancio, del que formaron parte Luis M. García Cruz, José Antonio Aguilar Galea y Marta Campos Calero, consiguió que los cursos se desarrollaran con absoluta eficacia y con altos niveles de calidad. Asistieron a ellos más de 500 alumnos, la mayor parte estudiantes de Facultades de Bellas Artes y de Escuelas de Artes de toda España. Quedan como huella imborrable de estos cursos los catálogos de las exposiciones que se hicieron con la obra realizada por los alumnos, como la presentada en la Fundación Gala de Córdoba en junio de 2007; pero sobre todo, queda el grupo numeroso de jóvenes artistas que hoy trabajan la escultura en bronce y que posiblemente, no habrían podido aprender las técnicas de la fundición, de no haber asistido a los cursos de Priego.

Pero, siendo importante, tal vez lo dicho hasta aquí no sea lo más grande que Venancio Blanco ha dejado entre nosotros. Otras facetas de su personalidad brillaron con tanta luz que ahora seguirán iluminando nuestro camino. Su infatigable amor al trabajo, su espiritualidad profunda, su confianza en los jóvenes, su alegría ante la vida y su optimismo ante el futuro, su increíble generosidad, el valor que otorgaba a la amistad y a la docencia... Siempre me sorprendió la atención que prestaba a los alumnos, observando y respetando sus formas de hacer, sugiriéndoles como máximo alguna variante que les hiciera progresar, pues jamás imponía un criterio. «El buen alumno -nos dijo más de una vez- es el que enseguida se atreve a preguntar»; y también: «Hay grandes lecciones magistrales dadas desde la ilusión, la juventud y la falta de experiencia».

Quienes participamos más o menos de cerca en aquellos cursos, tenemos la íntima satisfacción de que la despedida fue realmente gloriosa. En julio de 2016 Venancio recibió en Priego un homenaje ciertamente memorable: se inauguró en la entrada del Conservatorio su escultura Homenaje a la Música, una exposición antológica de los 25 años de trabajo de alumnos y profesores mostró a todos la huella del maestro; se editó un libro, casi lujoso, como resumen de lo realizado y titulado Valor e identidad del proceso en la escultura de Venancio Blanco, libro que está en las bibliotecas de todas las Facultades de BBAA incluso fuera de España; jóvenes músicos prieguenses hicieron un concierto bajo el lema Músicas para Venancio. El reconocimiento y el agradecimiento de todo un pueblo y de tantos alumnos venidos de todas partes quedó patente aquellos días. La Fundación Venancio Blanco, en Salamanca, perpetuará su legado. Entre nosotros, su recuerdo permanecerá para siempre.H

* Cronista Oficial de Priego