En la manifestación contra la independencia, Vargas Llosa y Josep Borrell o viceversa, sublimaron desde el concepto más humanista, progresista e histórico ese sentimiento de libertad, democracia y patriotismo que tantos y tantos españoles expresaron en Barcelona en dicha manifestación contra el independentismos racista y antidemocrático. La elección de estos dos mensajeros de ese sentimiento ciudadano de los españoles que defendemos nuestra Constitución y lo que ella representa, fue acertada: un Premio Nobel de Literatura y un político de raza español y catalán. El uno, testigo de la Barcelona cultural y cosmopolita, catalizadora de las artes y de las letras universales; y el otro un socialista de pro, expresidente del Parlamento Europeo y Medalla de la Orden del Mérito Constitucional.

Con ellos dos bastó para desde sus dos atalayas de razones, argumentos y compromiso con la democracia, la libertad y la solidaridad dejar a esta banda de agitadores independista a ras del suelo, entre ese polvo miserable y huero en el que han convertido su flema secesionista y racista. Era justo que antes de que la justicia reclamara los huesos de la banda independista, dos intelectuales reconocidos como comprometidos con la democracia, la libertad y los derechos fundamentales pusieran el relato de la razón a ese sentimiento que la mayoría de los españoles expresamos ya no sólo en una evento determinado contra la sinrazón independentista, sino con nuestro día a día, con nuestro compromiso constante con esa España democrática y europea en la que asumimos los retos de progreso con todos los recursos de las sociedades modernas y democráticas.

Borrell y Llosa se constituyeron en el epilogo de la verdad que se ha de escuchar en los dramas, hecha palabra, y en el prólogo de la justica que aunque lenta y cauta, caerá sobre las cabezas de estos que han cometido una de las mayores felonías que se puede causar a una sociedad: secuestrar la verdad e imponer a la fuerza la mentira.

*Mediador y coach