Esta semana se ha producido un hecho histórico innegable para todo gobierno: la ONU ha reconocido (tras la recomendación que la Organización Mundial de Salud hizo a principios de 2019) las propiedades medicinales del cannabis, algo singular en materia de drogas de los últimos 40 años. Y España ha votado a favor, junto a sus socios de la Unión Europea. Tal reconocimiento no implica ningún cambio legislativo en el país, pero sí nos acerca a ello, a que las pacientes con dolor crónico o en quimioterapia cuenten con una herramienta más.

En mi condición de paciente con dolor crónico lo festejo, porque he llegado a ese punto en el que no encuentro más opciones médicas a mi alcance, en plena desatención total por el covid. Por ello, he recurrido a Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal y de la Asociación Dosemociones, además de paciente con dolor crónico desde hace 30 años.

«Nadie merece un dolor innecesario», sentenció en su participación en su charla TED en Madrid. Al teléfono explica que en a Dosemociones -una ONG creada en Madrid en 2014 que apoya a las enfermas «que desean conocer las propiedades y aplicaciones terapéuticas del cannabis, siempre bajo estricto control médico»- llegan casos como el mío: pacientes polimedicadas, con una clínica de años, que ya han probado todas las vías médicas posibles y están desesperadas.

El trabajo realizado por Dosemociones arroja unas cifras impresionantes. Entre todas aquellas personas a las que el cannabis les funciona, entre 65-70% de las socias pacientes que se han puesto en las manos de Dosemociones y han empezado algún tipo de tratamiento (aceites, flores, cremas...) con cannabinoides han visto reducida su medicación desde el punto de partida. Y lo avalan 2000 pacientes en los últimos 6 años.

Sin embargo, aún queda para que haya una legislación en esta materia en España. Pérez se encuentra en continuo contacto directo con los representantes de los distintos partidos, pero tras distintas iniciativas con Ciudadanos y el PNV, el PSOE sigue desoyendo a sus socios de gobierno e insiste en que «no hay evidencias suficientes». Ahora no podrá ignorar el dictamen de la ONU y la OMS. Querido presidente, esto podría solucionarse con un decreto ley, ¿nos permite a los pacientes con dolor crónico contar con una herramienta efectiva de lucha contra el mismo?

* Escritora y periodista