Los trabajadores y trabajadoras volvemos a tomar la calle en este Primero de Mayo con más fuerza que nunca, con más razones que nunca y más unidos que nunca.

No son tolerables las tasas de desempleo que soportan Córdoba y Andalucía como no es admisible que los empleos creados, de los que trata de presumir la derecha, sean de una precariedad infame.

Vivimos en una permanente fractura social en la que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Familias en la que ninguno de sus miembros tiene ingresos, abuelos y abuelas que estiran su pensión haciendo verdaderos malabares para asistir a hijos y nietos, hijas y nietas, jóvenes contratados por tres horas trabajando más de doce, camareras de piso explotadas, parados y paradas de larga duración sin expectativas, derechos conculcados como el de tener un techo y un trabajo dignos...

Y todo eso tiene unas causas y unas consecuencias, comenzando por una reforma laboral abusiva que favorece al poderoso y provoca la asfixia de los hombres y mujeres que quieren trabajar en condiciones de igualdad, dignas y con todos sus derechos garantizados.

Este Primero de Mayo ya no es igual que otros gracias al éxito de la huelga feminista del pasado 8 de marzo, donde se demostró que juntos y juntas somos más fuertes, más visibles y que el capitalismo patriarcal no nos callará.

No es igual que otros gracias al ejemplo de nuestros mayores, dando una muestra de lucha digna clamando por sus merecidas pensiones y denunciando su robo descarado mientras la derecha opta por rescatar a bancos más que sospechosos.

Y no será igual con la presencia de las diferentes mareas que abogan por una sanidad o una educación pública, justa, inclusiva, para todos y todas en igualdad real.

Esta tierra necesita un cambio en el modelo productivo que mire a los ojos, al corazón, a la inteligencia y a las manos de quienes trabajan en nuestros campos y ciudades; un modelo que destierre la especulación y el robo con guantes de seda, que destierre las brechas salariales, que acabe con el techo de cristal que soportan las mujeres, que evite que nuestros jóvenes tengan que salir en busca de las oportunidades que aquí se les niega.

Un nuevo modelo productivo que solamente podemos garantizar desde una mayoría social transformadora unida, que haga frente a las políticas de derecha del Partido Popular, al inmovilismo del Partido Socialista, que lleva años poniéndose de perfil ante los problemas de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía, y a la muleta de ambos, según convenga, Ciudadanos.

Mientras ellos, como demuestran cada día, se preocupan en sus juegos de salón y en sus intercambios de cromos, los trabajadores y trabajadoras de esta tierra vamos a confluir en las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades demandando nuestros derechos inalienables y demostrando nuestra voluntad política y nuestra convicción por construir una sociedad más justa que dignifique la lucha de quienes nos precedieron, la nuestra propia y que sirva a las generaciones futuras.

* Coordinador provincial de

IU-LV-CA en Córdoba