Todavía impactada con el ataque terrorista sufrido en Barcelona, en la que todos los españoles nos hemos sentido barceloneses, en la que los cuerpos y fuerzas de seguridad de los distintos estamentos estatal, autonómico y local se han coordinado para desactivar la cédula terrorista, y en la que los ciudadanos catalanes, y turistas de todo el país, y fuera de él, han mostrado una conducta ejemplar. No podía ser menos, al tratarse España de un país con fuertes valores humanos y democráticos, y solidario con sus conciudadanos de todas sus regiones y comunidades.

Es muy difícil dar solución a este problema global del terrorismo integrista, y no debemos caer en posturas de islamofobia, pues no se puede encasillar a cualquier emigrante de países árabes como terrorista, pues la mayor parte de estos asesinos miserables no son emigrantes recién llegados, sino ciudadanos del país atentado, de al menos segunda generación; ni tampoco la solución definitiva es cerrar todas las mezquitas, pues no todos los musulmanes que practican el Islam son islamistas radicales que hacen del terrorismo su modo de vida. Lo que es necesario es que la comunidad musulmana, arraigada en España, no sólo se manifieste, como lo ha hecho tímidamente en Barcelona, expresando su total y absoluto rechazo a dichos actos terroristas, sino que colabore como el resto de ciudadanos españoles con los cuerpos y fuerzas de seguridad del país para poner en su conocimiento del hecho de radicalización o actitud o comportamiento extremo del que tenga constancia. Y la comunidad árabe y musulmana internacional, deben expresa y públicamente rechazar cualquier barbarie integrista, no sólo en solidaridad con los países de todo el mundo afectados por las masacres yihadistas, sino tener el valor de hacer frente a quien amparándose en un país, en una raza o en una religión que puedan compartir, hacen terrorismo. Las creencias no hacen mejor o peor personas, pero las acciones sí.

Esa unidad internacional contra el integrismo, que ha de ser más amplia y mucho más contundente, ha de mostrarse aquí también en España, sin fisura alguna. No se entiende que no se adhieran y nieguen firmar del pacto contra el terrorismo yihadista PDecat, ERC, PNV, Podemos y Compromis, es inadmisible. Porque pudieran negarse al estar en desacuerdo con algún punto o querer incluir algo, pero no. Públicamente han manifestado los partidos soberanistas que de aceptar ese pacto, sería jurídicamente un obstáculo a la pretensión independentista por el compromiso adquirido a nivel nacional; y los de Podemos dicen injustificada e irresponsablemente que de firmar, al estar todos los partidos de acuerdo, moriría el pluralismo político. ¡Increíble! ¿Es que no se enteran de que la voz la tiene la gente, el pueblo? Como Blas de Lezo dijo: «Una nación no se pierde porque unos las ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden».H

* Abogada