Hacía mucho tiempo que en la Unión Europea no se veía tanta cohesión y unanimidad como la demostrada en la última cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno. La aprobación en menos de 15 minutos de las directrices sobre las que deben encarrilarse las negociaciones del brexit demuestra que ante grandes retos como es la salida de uno de los miembros la UE sabe aparcar diferencias y mostrarse unida. El documento aprobado por los 27 no esconde la incertidumbre y el potencial perturbador que el brexit tiene para los británicos y también para la Unión. Por ello insiste en la necesidad de mantener esta cohesión a fin de lograr un resultado equitativo para las partes. El divorcio tendrá un precio severo para los británicos, pero también lo tendrá para el resto de miembros porque, como decía Jean-Claude Juncker, hay quien no querrá pagar más para cubrir el vacío presupuestario que deje el Reino Unido y quien no querrá recibir menos. Será entonces cuando se verá si la unidad demostrada ayer es solo momentánea y se crea una nueva división europea que añadir a las creadas entre norte-sur, este-oeste y deudores-acreedores. En estos momentos de incertidumbre general, la UE no puede permitirse una división porque ella abriría el camino hacia la descomposición. En estos tiempos, la Unión resulta la única barrera ante las múltiples amenazas que se ciernen sobre Europa.