Rememoro la Feria Internacional Turística de Berlín a finales de los años 70 y «veo» la participación española basada en sol, paella y el flamenco. No lejos, el pabellón norteamericano me recordaba una gran oficina de viajes con funcionarios, cada uno en su mesa, informando sobre destinos turísticos, a la persona que tenia sentada enfrente. Cómo hemos cambiado al asomarnos a Fitur. Tiene categoría global y aquella manera tan folklórica de propagar lo que somos y lo que tenemos la hemos convertido en una gran industria. Se lo oí personalmente al Rey hace tres años durante la inauguración de Fitur 2015: España es una gran potencia turística. Y Andalucía contribuye a ese podium internacional como se ha demostrado en 2016, «un gran año» con la llegada de tantísimos turistas y viajeros. El escritor Paul Bowles diferenciaba entre hacer turismo y viajar. Decía que el turista busca las comodidades, la buen gastronomía; todo lo relacionado con su propia civilización, sin cuestionarla. El viajero amante de la lectura, descubre en lugares poco turísticos otra manera distinta de vivir; más sencilla, más natural y más relajante. Somos muchos los españoles quienes viajamos para conocer tanto rincón de España que ofrece su patrimonio, como lo demuestra el aumento del turismo hacia el interior de Andalucía al que se ha referido la presidenta Susana Díaz. Fitur tiene como leit motiv lo de «turismo sostenible». Se pretende exhibir un modelo basado en respeto al medio ambiente y al mismo tiempo un turismo gestionado de manera sostenible. Ahora ya no valen las ingeniosidades aldeanas.

* Periodista