La foto de las previsiones turísticas de la Semana Santa que hoy comienza es similar a la del año pasado, tanto por las expectativas favorables como por la inquietud respecto de la meteorología, y eso que este año la Pasión se celebra una quincena más tarde que en el 2018. Pero la primavera, tan breve en Córdoba, siempre obliga a mirar al cielo. Las lluvias de los días pasados, un alivio insuficiente para el campo, no parece que vayan a prolongarse como se esperaba, si bien no es posible asegurar para toda la semana ese «buen tiempo», en la acepción que lo entienden el cofrade y el turista. Córdoba continúa afianzándose como destino en Semana Santa, a lo que contribuye también el nuevo itinerario de la carrera oficial, así como unas procesiones bellas y cuidadas que se completan con los habituales ganchos turísticos de la capital --casi todos los museos abrirán, aunque sea en horario reducido-- y de la provincia, pues muy especialmente en estas fechas los pueblos se benefician de una gran afluencia, tanto de visitantes como de personas que viven fuera y regresan a su lugar de origen para participar en sus tradiciones. Trece municipios tienen su Semana Santa considerada Bien de Interés Turístico Nacional de Andalucía, otro motivo de atracción. Las ocupaciones tanto hotelera como en viviendas turísticas se acercan al 90%, por lo que son días clave para el sector de hostelería, que esperamos se traduzcan en más empleo. Poca novedad, por tanto, para unos días en los que el buen funcionamiento de los servicios públicos, el civismo en las calles, la honestidad en el trato al visitante, la calidad y, finalmente, la suerte con el tiempo, dibujan al menos una inyección puntual de ingresos económicos tan necesarios para la capital y la provincia.