En la tele pública alemana ZDF, el ministro de Asuntos Exteriores anunció que los turistas alemanes ya podían ir al extranjero; menos a España. Por entonces la ministra Reyes Maroto anunciaba que en junio se abrirían las fronteras al turismo y horas más tarde la Moncloa le llevaba la contraria, apertura en julio. En un asunto tan vital como es el turismo comprendí melancólicamente al ministro alemán. Menos mal que este Gobierno, tan veleta, de nuevo ha cambiado de parecer y lo celebré el pasado martes. La ZDF ofreció un buen reportaje anunciando que 11.000 alemanes podrán ir a las Islas Baleares en junio. Ya se había adelantado Italia con un vídeo exhibido por las cadenas de televisión alemanas informando que viajar a Roma, a Venecia o a sus playas era ya posible porque Italia es segura. Tesis de buen marketing que también ofreció el reportaje sobre las Islas Baleares: son seguras. Me alegré tras la decepción que me produjo el ministro alemán. Lo triste es que aquí además de ‘donde dije digo…’ existe una exhibición de estulticia increíble. ¿A quién se le ocurre decir que «el turismo no crea valor añadido»? En 1926 el economista baenense Antonio Bermúdez Cañete escribió una serie de artículos sobre la industrialización del turismo en España; decía que «el sol de Málaga» era una verdadera fábrica. España ya es una potencia turística y Andalucía contribuye a ese ‘podio’. En las circunstancias actuales no hay que hacer caso a los ministros agoreros e ideológicos. Hagamos turismos hacia el interior de Andalucía.

*Periodista