Por primera vez en democracia, un familiar del Rey es condenado a prisión por el más alto tribunal del Estado, el Supremo (TS). Solo este hecho concede un valor extraordinario a la ratificación parcial por el alto tribunal de la condena impuesta a Iñaki Urdangarin por la Audiencia de Palma de Mallorca en febrero del 2017. El Supremo le rebaja en cinco meses la pena, que queda en cinco años y diez meses, al absolverlo del delito de falsedad, pero su condena por fraude a la Administración, tráfico de influencias, malversación, prevaricación y dos delitos fiscales es la más alta del ‘caso Nóos’, ya que el socio del exduque de Palma, Diego Torres, ve reducida su pena de ocho años y seis meses a cinco años y ocho meses. Los magistrados destacan que «la situación de privilegio de la que disfrutaba [Urdangarín] como consecuencia de su matrimonio con una hija de quien era jefe del Estado consiguió mover la voluntad» del Gobierno de Baleares para obtener contratos y añaden que «el influjo ejercido desde el trampolín de su privilegiada posición» logró incluso eliminar la competencia y una «voluntariosa y disciplinada actitud de acatamiento» de sus propuestas por parte del presidente balear Jaume Matas. El procesamiento, juicio y condena del marido de la infanta Cristina han estado envueltos en la polémica desde que se inició el procedimiento, en el 2011, pero esta sentencia y el inminente ingreso en prisión del cuñado del Rey desmienten a aquellos que auguraban que Urdangarin no iba a ser condenado. Se cierra así un episodio que significó una brutal pérdida de popularidad de la Monarquía, que solo ha recuperado su buena imagen con la llegada al trono de Felipe VI.