Con el ‘Air Force One’ rumbo ya a Washington, la primera gira internacional de Donald Trump, que le ha llevado por Arabia Saudí, Israel, Cisjordania, el Vaticano, Bruselas e Italia, ha confirmado que los ideólogos del festival del humor van a encontrar un filón en el personaje. Han sido impagables las sucesivas ‘cobras’ en público que se ha encontrado a cualquier intento de carantoña por parte de la primera dama estadounidense, Melania; la carga de penalti y tarjeta roja que propinó al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para ganar la primera fila en televisión; o el mensaje que rubricó en el libro de honor del Museo del Holocausto en Jerusalem. La diplomacia norteamericana se temía que fuese un «Aquí estuvo Donald». Y casi lo hizo.