Se avecina de nuevo una semana clave en Cataluña. El próximo miércoles 17 de enero, a las once de la mañana, está previsto que tenga lugar la constitución del Parlament resultante de las elecciones del 21 de diciembre. Comenzaría así la 12ª legislatura que está por ver si supera a la anterior en momentos imprevisibles. Veremos quién preside finalmente la Cámara. Sea quien sea necesitará mayoría absoluta en primera votación y, en caso de que nadie lo consiga, será nombrado quien más votos haya conseguido. Primer momento imprevisible de este 2018: que haya empate y haya que votar de nuevo. Al cuarto intento se proclamaría presidente del Parlament al grupo con más escaños: Ciudadanos. Parece que las alianzas entre fuerzas independentistas y la posible abstención de Catalunya En Comu Podem haría descartar esa opción. Pero la historia reciente nos ha enseñado a no adelantar acontecimientos.

Después comienza un periodo de 10 días para que se resuelva la parte más importante y la que más fricciones está provocando entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana: la investidura del president. Será como muy tarde el 31 de enero. Y aquí nos encontramos ante tres escenarios. El primero: Puigdemont podría intentar la vía telemática. En su entorno casi han descartado esta opción porque quizá necesitarían antes cambiar el reglamento del Parlament y no hay acuerdo entre fuerzas soberanistas. Segundo escenario: investidura por representante. Esta es la opción que ahora mismo tienen sobre la mesa entre los suyos. Aparece ahí el nombre de la tan mencionada estos días Elsa Artadi. Pero, ¿aceptaría Esquerra votarla a ella?, ¿dónde quedaría entonces aquello de «restituir al Govern destituído»? Parece que en ese caso se ha hablado de forzar otro candidato con el acuerdo de que Puigdemont pueda ejercer un papel simbólico desde Bruselas. El tercer escenario es el que coloca a Oriol Junqueras de nuevo en el centro. Si Puigdemont no vuelve, los republicanos quieren que su líder intente ser investido. La gran duda es si la justicia le permitirá dar ese paso. Recoger su acta de diputado no será un problema. Pero otra cosa es participar en el pleno de investidura porque el Tribunal Supremo acaba de decir que tendrá que delegar su voto.

Sorprende porque existen precedentes en sentido contrario y con casos más graves. El preso de ETA Juan Carlos Yoldi, en prisión preventiva en 1987, fue candidato a lendakari y acudió al pleno de investidura durante un permiso penitenciario. Y no era Junqueras. Era un tipo condenado después, nada menos, por pertenencia a banda armada y que nunca había estado en política. Y la justicia se lo permitió. ¿Qué ocurrirá? Parece que 2018 nos trae momentos imprevisibles.

* Periodista