La indignación no está reñida con el buen humor, que a veces es el único recurso para dar salida a la impotencia. Las instrucciones en clave que la esposa de Jordi Pujol, Marta Ferrusola, enviaba a la banca del Principado de Andorra diciendo «soy la madre superiora de la congregación, traspase dos misales» (dos millones de pesetas), dieron lugar ayer a una efervescencia mística en los móviles y redes sociales. Todo se llenó de montajes fotográficos en los que la matriarca aparece vestida de monja, igual que su marido, para el que también reservan la vestimenta de obispo, preguntando, eso sí, que dónde está el cepillo de la parroquia. Y los confesionarios son los nuevos cajeros.