Como estas elecciones eran absurdas la situación empeora y la gobernabilidad se dificulta por causa de los siguientes hechos inquietantes, consecuencia de unos sufragios cansados y viscerales.

1.- Nuestra extrema derecha protofranquista y joseantoniana -lo que la distingue de la europea- y el soberanismo exaltado se retroalimentan. Mientras más Vox más independentismo y a la viceversa.

2.- Ciudadanos, desde que el incombustible Marín pactara en Andalucía con los ultras, perdió el centrismo bisagra del que alardeaba. Después de no saber aprovechar la ocasión que tuvo en abril se ha ido a la porra, Lugar que, como del infierno, nunca se sale, aunque dimita el espectacular perdedor.

3.- Sería el momento para que el PP fuese de verdad, creíblemente, el centro derecha que este país necesita, pero ello solo es posible rompiendo con Vox. Algo que, en su día, hizo en Francia Sarkozy, perdiendo la presidencia por no pactar con Le Pen, pero aquí la codicia por el poder rompe el saco e impide una conducta semejante.

4.- El PSOE, ganador indudable, aún perdiendo votos y escaños, se encuentra peor que en los anteriores comicios. Incluso sigue atrapado en una realidad incompatible: no se fía de Podemos --que pierde con estrépito--, pero lo considera su socio preferente. Una cuadratura del círculo que ha desbaratado sus expectativas de crecimiento.

5.- Es posible, numéricamente, un carísimo gobierno cuatri o quinti partito, pero esa amalgama se parecería mucho a la bíblica torre de Babel.

6.- Algunos analistas proponen, como la gran solución, una gran coalición de PSOE y PP, igual que en Alemania. Es falsa la comparación alemana pues la señora Merkel jamás estaría a partir un piñón con los cuasinazis --los nazis puros están, como debe ser, prohibidos-- y en nuestro país PP y Vox gozan una unión casi hipostática que tendrían que dinamitar municipal y autonómicamente para que existiera el parecido germano

Resumen con una frase breve: Como estaba cantado, hemos ido de mal a peor.

* Escritor