A Juan Antonio Cobos El Garbanzo no le falla la memoria cuando recuerda la cornada que le infligió aquel novillo en la noche agosteña de San Vicent de Tirrosse (Francia). «Era castaño, ojo de perdiz, un bonito ejemplar de Martín Peñato». Y la cogida: «El toro, que aquello era un toro, estaba doliéndose de la estocá cuando se arrancó con saña, me enganchó por la taleguilla, elevándome, y cuando caía me metió el pitón por la garganta. No podía respirar». Afortunadamente había oxígeno en la enfermería. Tras la operación de urgencia se temió, no tanto por su vida, cuanto si por su voz. «¡El Garbanzo está grave en Francia, dicen que no podrá hablar...!». Afortunadamente, aquella tráquea destrozada, emite hoy día meritorias soleares, bulerías y fandangos, con el son de buen flamenco (You Tube. El Garbanzo, torero y cantaor de Almodóvar)

Hay otro negro toro en su vida. Este sí con nombre conocido: Cáncer. Negro como el picón. Toro de la ganadería de la vida. Esta vez la cornada fue gravísima. No solo le destrozó el colon sino que sumando tres trayectorias llegó a los pulmones provocando grandes destrozos. Se puede decir que se trató de una cornada con metástasis. Esta vez sí se temió por su vida. Afortunadamente en aquella enfermería --ríanse (es un decir) del capotillo de San Fermín-- había otros tan, o más milagrosos. Más, aún. El equipo del doctor Baamonde formado por los doctores José Algar, José María Cerezo y Dionisio Rodríguez que le hicieron el gran quite. Hoy día, Juan Antonio Cobos, de la mano de la doctora Raquel Serrano, tiene calidad de vida, se gusta en tentaderos, y se arranca cuando suena una guitarra con un poderío en la voz, que denota la buena salud que atesora en el poco pulmón que le queda. Y este hombre, «más corazón que cuerpo» como lo definió José Luis de Córdoba y lo corrobora su biógrafo Domingo Echevarría, tiene un sueño, una ilusión: formar parte en el próximo cartel del festival taurino contra el cáncer. No habrá mejor representante en ese cartel que quien, a pesar de su historial, viene demostrando que se puede superar esta corná, con la calidad de vida y el señorío del que hace gala Juan Antonio Cobos El Garbanzo: un torero para el cáncer.

<b>A. Asensi Díaz</b>

Córdoba