El hombre en lo más hondo de su ser está vinculado a los demás. Decía Zubiri que «llevamos al prójimo incrustado en nosotros mismos». Y el psiquiatra José Pons, en un interesante articulo publicado en El Ciervo, nos habla de la función y el poder de la mano para la exploración médica, a pesar de que hoy existen miles de medios técnicos que realizan con precisión cualquier diagnóstico. Durante miles de años el sanador sólo tuvo, para ejercer su arte, los ojos, para observar, y las manos para palpar, percutir o utilizar instrumentos sencillos con los que cortar y coser el cuerpo. El doctor Pons puntualiza que «la evolución de la medicina con sus innumerables beneficios no debe olvidar que sigue siendo fundamental en su actividad hacer sentir al paciente que es un ser humano, lo que logra con atención y empatía, cualidades para las que la mano puede ser herramienta clave. Y es que en la caricia, en la bendición, cuando dirige, saluda, cincela, moldea, escribe, pinta y también como instrumento de la sanación, la mano es el elemento principal». En nuestra cultura occidental se estrecha la mano al saludar para demostrar que no se está armado, al menos, esa era su connotación inicial. Otras culturas se besan, se abrazan o solo se inclinan ceremoniosamente sin tocarse, pero siempre está presente activa o pasivamente la mano. «Mi experiencia clínica me ha demostrado --subraya el psiquiatra-- que la atención al paciente ha de estar siempre centrada en él. No podemos compartir su tiempo con charlas fútiles con miembros de nuestro equipo que no le conciernen, ni dejar de mirarle a los ojos. El ordenador en la clínica, al menos en psiquiatría, es un aparato nefasto si se utiliza en la realización de la historia clínica interrumpiendo mucho tiempo la comunicación visual. La escritura normal breve, casi taquigráfica, que no desvía la atención durante el tiempo que dura la entrevista es suficiente y cuando el enfermo se marcha es cuando ampliamos y completamos los datos». Quizás, por eso, el enfermo respira tranquilo, cuando el médico descubre el lugar exacto donde tiene el dolor. En ese momento, su mano tiene ya efecto curativo. Es uno de los destellos de la medicina psicosomática...

* Periodista