La estirpe de Caín que lleva la mayoría de los españoles muy arraigada en las cadenas del ADN ya sabemos que va a ser imposible de arrancar. La paradoja es la certeza de que aquella frase de Carlos Marx de que «la Historia siempre ocurre dos veces, la primera como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa», va a ser verdad por lo menos «Aquí», escrito en mayúsculas como hacía Forges cuando se refería a España. Miserable farsa, es decir, grotesca comedia, es en lo que ha caído la estúpida estirpe de Caín en el donoso escrutinio de las estatuas, nunca menos donoso y nunca más escrutinio que hoy. La retirada del busto de Abderramán III en la plaza de un pueblo aragonés es la penúltima vuelta de tuerca a una situación grotesca a la que la imbecilidad generalizada de lo políticamente correcto impulsada sobre todo desde las instituciones públicas y no pocos medios de comunicación nos han abocado. Y la cosa tiene su enjundia, porque la imbecilidad basada en la incultura, en la indigencia intelectual, es la antesala de la idiocia o idiotismo, que, según nos dice la RAE, es un «Trastorno mental caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales, congénita o bien adquirida, y en el cual la persona tiene un desarrollo físico normal y una edad mental que no sobrepasa los tres años». La imbecilidad tiene hoy su origen profundo en la consciente manipulación del ganado bovino-humano nativo a través de los no pocos instrumentos que tienen a su alcance tendencias políticas de todo pelaje, medios empresariales y movimientos sociales, sin que sea el menor el adiestramiento (decir adoctrinamiento sería insultar a las doctrinas) a través de la televisión y otros pesebres. Resaltaba hace poco la cantante Ana Belén en este periódico cómo hemos ido perdiendo libertades por culpa del látigo de la autocensura basada en la corrección socio-política, y un amigo me señalaba cómo hoy día no serían posibles ciertas letras de Los Ilegales (y de muchos otros, añado). Lo de menos es el busto de Abderramán, lo demás es la estulticia generalizada siempre orientada al encontronazo cainita. Que, además, es estéril.

* Profesor

@ADiazVillasenor