Es verdaderamente increíble como los humanos somos capaces de politizar cualquier acto, cualquier manifestación y más si tiene trascendencia mediática. Y no me refiero a los propios políticos, cuya misión tal vez sea esa --llevarse el gato al agua--, sino a nuestros amigos, compañeros o vecinos y como, todos, somos capaces de ver solo lo que nos interesa desde nuestra perspectiva política.

Si el Ayuntamiento de turno hace algo objetivamente incontestable para la comunidad, siempre hay voces discrepantes que desde la visión política contraria lo critican buscándole «tres pies al gato».

Si se debate de corrupción, bastará oír la conversación solo un rato para saber si los interlocutores son de aquel o de este partido, porque en función de ello les parecerá que la panacea de la corrupción es Andalucía o Madrid, Valencia o Barcelona.

Si te muestras a favor de los toros, eres «facha» y si te muestras en contra entonces eres un «perroflauta», porque unos y otros han politizado el asunto de manera absurdamente radical.

Con el feminismo, esa palabra con tanta carga peyorativa y tan politizada, pasa lo mismo. Aunque no debiera significar otra cosa que no fuera aspirar a que hombres y mujeres seamos iguales y con los mismos derechos, pero de verdad y no solo en el papel, la politización ha llegado al extremo de que hay quienes han visto en aquella marea sin precedentes de mujeres de todas las edades recorriendo las calles para demandar igualdad real, un ardid manipulatorio de los sindicatos y las «feminazi», quienes al parecer han conseguido robar toda la inteligencia y criterio propio a los millares de mujeres que salieron a la calle el día 8. ¿No es posible creer que ha llegado el momento de que las mujeres --todas-- y los hombres --todos-- veamos que hay aún muchas cosas que hacer?... Pues no, si saliste a la calle eres feminista radical y te utilizaron. Yo me quedo con lo que mi Claudia, de 4 años y poco politizada dijo con su media lengua «Mami, nosotras somos femiLISTAS». Será que es la única que comprende que las mujeres, casi todas, aún tenemos que ser muy listas para salir airosas en según qué escenario. Es simple, politizaciones aparte, este Día Internacional de la Mujer ha sido, sin más, un éxito sin precedentes del que, amigos, ya no hay marcha atrás.

* Abogada