Otra cosa no, pero no se puede negar que han llegado los tiempos sinceros. La sinceridad es como el descaro o la chulería pero en plan políticamente correcto. Alguien te puede decir alguna verdad inconveniente con mal tono y te lo tomas a mal aun sabiendo que sea cierto: eso es una chulería. Pero si te lo dice con buenas palabras, como aconsejándote, y con el preámbulo de «mira, te voy a ser sincero», y entonces acoges la inoportuna injerencia en tus cosas, la inconveniencia ajena, como un consejo, como muy por tu bien. Se han inaugurado los tiempos sinceros. La nueva responsable del Instituto de la Mujer aconseja que vayas abriendo el orto y dice que eres un machista peligroso porque la heterosexualidad es un defecto a corregir, y le ves esa cara de abuelita Paz (esto lo entenderá quien leyera tebeos en su infancia), y piensas que al menos la mujer es sincera. Te espeta la ministra Celaá engolando la voz que la enseñanza concertada esto y lo otro y que tus hijos no son tuyos (bueno, no sé si será una aceptación implícita del trabajo extra de los sufridos butaneros) y no te ofendes porque, bueno, es sincera, vamos, que lo dice de buen rollo, y encima si utiliza a su conveniencia artículos de la Constitución que cita incompletos. Igual que te espeta, engolando la voz también, que no te vayas a creer que puedes educar a tus hijos en los valores en los que tú crees, y vas te rascas la cabeza, vuelves a abrir la Constitución y tal, y, bueno, piensas que a lo mejor lo dice por tu bien, para sinceramente desasnarte. Otros atacan a la casta aislada de la gente en sus chalets y cuando ellos mismos se compran uno, van y te lo explican perfectamente, serenamente, sinceramente. Otros u otras interrumpen misas en pelotas, o dicen que van a degollar al jefe del estado, o le llaman por el apellido y no por el cargo de rey, o llaman a la policía bastardos, o aseguran que se saltarán las leyes, o azotarían a una mujer hasta sangrar, pero luego prometen la Constitución y lealtad al Rey, exigen escolta policial o van de feministas. Y una cosa y otra las defienden con una mirada irreprochable y limpia, con bonhomía. Muy sinceramente.

* Escritor