Espero que vivas tiempos interesantes! No. No se trata de un buen deseo, justo lo contrario. Se afirma que es una maldición china, aunque Slavoj Zizek, autor del libro Pedir lo imposible, preguntó una vez a los chinos y estos le dijeron que pensaban era una maldición dicha por los occidentales. Poco importa quién la dijo. El caso es que en el fondo a la mayoría lo que más nos gusta es leer en los libros los acontecimientos más interesantes de la Historia y si es posible no protagonizarlos. Esos «tiempos interesantes», han sido siempre periodos de intranquilidad, de crisis, de guerras y luchas por el poder, en las que al final siempre los mismos, los inocentes, los más desfavorecidos, los pobres, el «pueblo»... terminan pagando las consecuencias, y muchas veces fueron utilizados como punta de lanza de los movimientos que a ellos mismos iban a perjudicar. Lo hemos leído con sumo interés en los libros de Historia, pero no debe ser lo mismo haberlos vivido. Por ello, creo que tiene razón Antonio Gramsci cuando, refiriéndose a su tiempo, principios del siglo XX, afirmó: «El viejo mundo está agonizando y el nuevo lucha por llegar: ahora es el tiempo de los monstruos». Y su tiempo fue el que alumbró dos guerras mundiales que pusieron fin a una época y anunciaron el inicio de una nueva. Entre medias murieron más de cincuenta millones de europeos. Así que ahora estamos viviendo de nuevo el interesante tiempo de los monstruos.

Durante las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, como diría Tony Judt al escribir su premonitorio libro Algo va mal, la idea extendida era: «nosotros sabemos cómo arreglar el mundo». Ahora, no hay líderes en el espacio publico, es decir, no hay hombres, porque son mayoría, que realmente nos digan si saben cómo dominar a la época de los monstruos. Tengo, tenemos, la impresión de que vamos en una deriva en la que sin liderazgo, sin ideas, sin compromiso, sin discurso, nadie sabe cómo arreglar esto.

En este mundo nuevo, la información fluye por cauces nuevos dominando buena parte de nuestras vidas, condicionándolas, deformando a menudo la propia realidad. Frente a esta realidades creadas por hombres, hay un nuevo espacio por descubrir para las mujeres y la reivindicación de un nuevo rol en la gestión de los problemas nuevos y en los de siempre. Debemos probar a conocer una nueva visión femenina de la cambiante realidad para abordar una nueva forma de encarar los problemas del presente y los del futuro, por ser de justicia histórica y de necesidad presente.

Lo que ocurra a nuestro alrededor puede ser la última oportunidad para salvar a la Humanidad del abismo al que hoy más que nunca nos han llevado políticas llenas de monstruos, monstruos individualistas, egoístas, supremacistas, ultraconservadores y nacionalistas. Si descendemos a los infiernos, como escribió Ian Kershaw, la única salida sería el sufrimiento y la destrucción, peor incluso que la que provocó la Gran Guerra, que solo fue el anticipo de la que vendría después. Ambas guerras fueron decididas, mandadas y gestionadas por hombres.

Una parte importante de la sociedad se ha vuelto intolerante, excluyente, sectaria, racista, nacionalista, egoísta... Y muchos políticos dan a sus oídos lo que ellos quieren oír, llenando sus discursos de esos mismos contenidos. Parecía, por ejemplo, que el nacionalismo iba a desaparecer en Europa y, no obstante, surge y con fuerza. Parecía que el racismo, la xenofobia, las alambradas, los campos de concentración... Eran cosas de los libros del pasado y ahora están más vivas que nunca en Europa. Toda una pléyade de partidos nacionalistas, xenófobos, intransigentes... nos recorre.

Detrás de cada una de estas realidades sociopolíticas vemos hombres por todos lados, quizá alguna excepción femenina, en su mayoría no. Ellos aplicando las mismas conductas de siempre, que siempre crearon monstruos a nuestro alrededor.

Solo mi madre era capaz de espantar los monstruos de la noche. Es el momento de que las mujeres alejen esos monstruos siendo por fin las protagonistas del mundo mejor que ha de venir. En un mundo en crisis, entre el que se va y el que debe llegar, es la hora de la mujer en la comunicación, la empresa, la política, el pensamiento, la cultura... Pero no imitando a los hombres que tantas veces hemos errado, sino aportando su propio criterio, su propia filosofía, su propia sensibilidad atesorada a lo largo de todos los tiempos. Estoy seguro que ellas no harán un mundo nuevo para dar cabida a las mujeres, harán un mundo nuevo para dar cabida a las personas, por lo que vale el ser humano y al margen de cualquier otra consideración.

Tenemos un nuevo gobierno con mayoría de mujeres, todas ellas de acreditada preparación en sus respectivas profesiones. Bienvenidas, pues, a vosotras porque de momento ya habéis quitado el gris que pesaba sobre España. Ser ahora el contrapunto de lo que ocurre en muchos lugares de Europa, debe ser un compromiso ciudadano en España para defendernos de un futuro «interesante».

* Director de la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos