La frase estaba escrita en un cartel de una librería junto con otras recomendaciones a favor de la lectura, y decía así: «El libro que no merece ser releído, no merece ser leido». El aforismo es de un escritor lombardo del XIX, Carlo Dossi, en sus ‘Notas azules’. Buen consejo, sin duda. El periodo de vacaciones, --aparte viajes, visitas y distracciones varias-- podría ser para todos un tiempo de lectura tranquila, oasis de reflexión y de recarga interior. El célebre Montaigne confesaba en sus ‘Ensayos’: «Nunca viajo sin libros, ni en paz ni en guerra... Es el mejor viático que he encontrado para este viaje humano». Quizás, ahora, en parte porque la producción actual puede decepcionarnos, o acaso por nostalgia del pasado, sería bueno releer aquellos titulos que más nos impactaron en nuestra vida. En la lista encontraremos las ‘Confesiones’ de Agustín de Hipona, con sus profundas interrogantes: «¿Crees saber qué es Dios? ¿Crees saber cómo es Dios? No es nada de lo que te imaginas, nada de lo que abraza tu pensamiento». O las hondas reflexiones de Blaise Pascal en torno a la existencia de Dios: «Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque, si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna: pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo». En esta hora de pesadumbres y espectáculos, de evidencias insostenibles pero aceptadas o vitoreadas en su falsedad, nos vendría bien releer a Fiódor Dostoyevki: «Amigos míos, Dios me es necesario, porque es el único ser que puede amar eternamente»; o Edmund Burke: «El dinero es el sustituto técnico de Dios»; o a Julien Green: «Dios no habla, pero todo habla de Dios». Es decir, todo nos interroga, nos provoca. Patrick Modiano, en su novela ‘Recuerdos durmientes’, dice que «basta cruzarse con una persona o con encontrársela en dos o tres ocasiones o con oírla hablar en un café para captar retazos de su pasado. Mis cuadernos están repletos de trozos de frases que pronunciaron voces anónimas». Tiempo de leer y releer.

* Periodista y sacerdote