Llegó diciembre y aunque estamos viendo la Lotería y los dulces navideños desde el mes de agosto, es ahora cuando empiezan los días importantes, las calles parecen regueros de hormigas (como decía Pepe Marchena en su canto a Córdoba) las ciudades se engalanan e iluminan, las personas se muestran más afectuosas, las guerras se detienen.

Pero pensemos por un momento a qué se debe tanta transformación colectiva. La cosa es simple, se celebra el cumpleaños de Jesús de Nazaret, algo tendría aquel niño para que por mucho que algunos quieran apartarlo nuestras vidas, jamás lo conseguirán.

Aprovecho para hacer difusión de la labor que en estas fechas de frío y tiempo desapacible realiza Cáritas Diocesana de Córdoba, que desde el pasado 4 de noviembre comenzó un programa para personas sin hogar, ofreciendo 32 camas. Las instalaciones abren sus puertas a las 21.30, cerrando a las 8 de la mañana. Durante dicho tiempo disponen de cena, ducha, ropa limpia y desayuno, además de un servicio especializado que les ayuda a salir de su situación.

La Navidad es tiempo de esperanza, tiempo de encuentros de amigos y familiares, pero también es buen momento para pensar en los más desfavorecidos.