La dirigente conservadora empieza a preparar el terreno para un brexit sin acuerdo y, en un tono desafiante, reclama respeto a la Unión Europea por el trato que recibe de sus dirigentes e intenta tranquilizar a los europeos que viven en su país y a los norirlandeses. La actitud de la primera ministra británica preocupa especialmente en Andalucía por lo que atañe a Gibraltar.