El teatro como la vida misma. Somos actores y actrices de este episodio cotidiano y diario que nos rodea que es la vida. El protagonismo anhela, busca, trabaja, desea, lucha, contra el impedimento u obstáculo que es el antagonista de tu objetivo: el quiero y no puedo, el debo y lo consigo, el oficio constante en el día a día convirtiéndose en la madre de la ciencia. Y mientras en el camino han quedado la estrategia o astucia fuera de toda ingenuidad, el status del individuo en la batalla por anhelar su culmen, y ese estado de ánimo donde se llora, se ríe, se finge, cada cual en su rol. Ya no podemos dar marcha atrás, arrepentirnos tal vez, rectificar es de sabios mas si de primeras avanzamos: ¡Eureka lo conseguimos!. Son los ingredientes de una obra dramática que es la vida misma; el teatro, que es el mundo.