Me regalan un billete de 5 dólares neozelandeses que lleva el perfil de sir Edmund Hillary. En el reverso aparece el nombre de Nueva Zelanda en inglés y en maorí. Nueva Zelanda en Maorí se dice «Aotearoa», una palabra muy bonita que evoca al saludo hawaiano de «aloha» y al nombre del atolón ese de las pruebas nucleares francesas en Mururoa. Como vemos, mucha O, mucha E y mucha A tiene el maorí, y eso lo hace un idioma simpático, sensual, grácil y cantarín. Lo que no podía sospechar es que, en el anverso, Banco de la Reserva (Reserve Bank) se dijera en maorí «Te Putea Matua». No sé si será un mensaje secreto dedicado al Everest, pero lo cierto es que desde que Hillary lo coronó en 1953, la montaña está siendo bastante puteada, si no por Matua, sí por mucho loco, mucho suicida, mucho desoficiado, mucho dominguero aburrido y, ahora también, muchísimos pijos con cantidad de tiempo libre. Uno nunca ha comprendido ese afán de algunos de jugarse el pellejo a lo tonto metiéndose en grutas, tirándose de un puente atado por los pies, atravesando el estrecho de Gibraltar a nado, yéndose a los Polos, recorriéndose desiertos remotos o subiéndose montañas lejanas, como diría Aznar. Lo cierto es que Hillary, sin quitarle mérito a muchos de sus proyectos humanitarios, fue uno de los culpables de que a los Polos (que recorrió ambos dos, el norte y el sur), al Everest y a algunos sitios más así los putee Matua y todo cristo desde entonces. La foto en el periódico muestra a decenas o centenares de montañeros, o de turistas vestidos como montañeros, en fila india en una de las cumbres que llevan al Everest, y el texto dice que unos pocos se despeñaron o murieron de diversas formas, natural. Es curiosa la costumbre del ser humano de querer llamar la atención desde siempre, aun reconociendo que si no hubiera habido exploradores no habría salido de su aldea a quitarle el oro a quienes si hubieran podido nos lo hubieran quitado a nosotros, o lo que tuviéramos. Otros se matan a 237 por hora, se llevan por delante a unos cuantos y dicen que era buena persona, cosa indudablemente cierta en su casa a la hora de comer. Como Hillary, como Matua.

* Escritor

@ADiazVillasenor