Por desgracia, las víctimas son víctimas más de una vez. Cuando sufren los hechos que las convierten en tales y cuando se abre en torno a ellas juicio sumarísimo de la opinión pública por si se las puede hacer culpables de su propia desgracia. Hoy habrá algunas personas que, si tienen la mínima decencia, se sientan avergonzadas de los comentarios que hicieron en los días posteriores a la desaparición de la joven Diana Quer, en los que hubo quien cuestionó su vida y amistades, el funcionamiento de su familia y hasta puso en duda a sus progenitores, levantando la sospecha sobre personas rotas por el sufrimiento. Hoy se sabe que Diana Quer fue cruelmente asesinada. ¿Servirá para frenar en el futuro estos abusos? Lo dudamos.