Tengo un amigo que ha escrito su primer libro. Sería demasiado simple decir que es solo un libro de relatos. Se trata más bien de una constelación. Aún no le he dicho cuánto me ha gustado. Si tuviera que medirlo en kilómetros, equivaldría a un viaje en coche a Laponia desde Tarifa. Tanto, que sería el libro perfecto para leer en el asiento del copiloto, con los pies en el salpicadero y sin marearme, durante esa travesía sureste-noreste. Mirando por la ventana un nuevo paisaje tras cada historia. Mi amigo estaba decidido a ser escritor desde hace años y se ha convertido en uno de los buenos. Se llama José María Martín. Su libro, Suroeste you (Bandaàparte, 2016) se presenta esta tarde a las ocho en Modo.

Hace más de una década nos apuntamos juntos a un taller de narrativa en Filosofía y Letras. Los profesores eran los escritores y editores Javier Fernández y Ana Belén Ramos. El primero ha acabado siendo el corrector de este libro y lo ha definido como "una bomba literaria". Entonces nos enseñó que todo en un libro está en su primera página. También, que para ser escritor se necesita una enorme disciplina. El látigo del que hablaba Capote. Recordando aquellos días en los que descubrí que al contrario que a José María, el señor no me había llamado por los caminos de la literatura, tengo casi la certeza de que el talento de mi amigo se ha construido con perseverancia. Sus ganas de llegar justo a esta latitud en su vida ha sido el arma más poderosa.

Hoy, el día de su boda literaria, le quiero agradecer varias cosas. Que existan periodistas capaces de hacer literatura. Que se escriban libros que sorprendan, como el suyo, con banda sonora, videocreación y con un reguero de miguitas para los lectores en sus páginas. Y que, a pesar de lo que digan, se haya alejado de su perfil de periodista para escribir estas historias. Porque si hay un antídoto que necesita alguien que realiza un programa de radio diario, ese lo componen silencio, palabras escritas y reflexión. ¿Que de qué va el libro? Pasen y lean.

* Periodista