Después de que en los 100 primeros días del Gobierno de Pedro Sánchez hayan dimitido dos ministros y una directora de Trabajo por no pagar impuestos, plagiar un máster y dar orden de aprobar y publicar la legalización de un sindicato de prostitutas, respectivamente; haya desautorizado a la ministra de Defensa por hacer peligrar puestos laborales por defender precisamente el no vender bombas a Arabia Saudí para la guerra de Yemen, tranquilizándonos el ministro de Exteriores al afirmar que dichas armas son tan precisas que no puede haber daños colaterales, increíble!; y cuando la tensión en Cataluña va aumentando y tampoco aminora la polémica de la tesis doctoral del presidente, que por cierto, para ser doctor en tema de economía no se le nota mucho en el vocabulario y expresión cuando habla de temas económicos, pues como digo, después de todo ello, llega una propuesta estrella: la supresión de los aforamientos. Una idea estratégica triple, por una parte, contrarresta los errores, desatinos y desaciertos del Gobierno, por otra, quita protagonismo a Ciudadanos al ser el partido que desde un inicio siempre apostó por dicha propuesta, y finalmente, al querer tramitarla rápido en el Congreso, todos y cada uno de los partidos han de retratarse en dicha cuestión que tanto hemos solicitado muchos ciudadanos. No sé si realmente el aforamiento es un privilegio o no, pues en caso de ser juzgados los aforados, lo serían ante el Tribunal Supremo, un órgano colegiado en vez de uno unipersonal, teniendo ambos la misma independencia. No es lo mismo que la decisión la tome un solo juez que varios magistrados donde puede haber discrepancia; pero también es cierto que la sentencia del juez penal es recurrible y la del Supremo no, por lo que no hay posibilidad en el Alto Tribunal de revisión de su sentencia, que si no es favorable ya no constituye una ventaja.

Sin embargo, la propuesta estrella no sería solo la supresión de los aforamientos, sino la supresión de la inmunidad parlamentaria. El art. 71.2 de la Constitución establece que «durante el período de su mandato los diputados y senadores gozarán asimismo de inmunidad y solo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito. No podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva.» Es decir, que en caso sospechoso de delito solo podrán ser investigados si sus propios compañeros de la cámara dan el consentimiento. Esto sí es un auténtico privilegio y ventaja en relación al resto de ciudadanos, máxime cuando se parte de la idea de que quien ejerce un cargo público ha de ser ejemplarizante. La propuesta de Sánchez queda incompleta, a ver qué partido se atreve a completarla y proponer se suprima la inmunidad parlamentaria, porque ya he oído a alguno de la oposición decir que no pueden votar a favor de la propuesta de Sánchez porque no está completa. Y pienso, ¿no sería más inteligente no llevar la contraria y proponer la supresión de inmunidad parlamentaria y colarle otro gol por la escuadra al Gobierno? Por cierto, nuestro presidente Pedro Sánchez no es parlamentario, y no goza de inmunidad parlamentaria, por lo que podría ser investigado, inculpado y procesado sin necesidad de autorización de las Cortes. ¡Ay, la tesis!

* Abogada