No entraré en todas las desigualdades que genera la subasta de medicamentos en Andalucía, que son muchas por cierto. Hoy escribo sobre lo que a mi juicio es más preocupante: la dificultad con la que se encuentran nuestros mayores al cambiar constantemente de presentación sus medicamentos.

El fin de semana pasado, me fui con mi familia a la playa, a pasar esos días con mis suegros. Mi suegro, ya jubilado, fue autónomo y empresario, generó empleo, les aseguro que mucho y de calidad, y pagó todos sus impuestos, vaya, cumplió con sus obligaciones para poder, entre otras cosas, tener una jubilación digna.

A mi suegro le ha pasado casi de todo: dos anginas de pecho, tres infartos, tiene cuatro muelles, diabetes tipo 2, le falta la pierna izquierda y el ojo derecho. ¡Se pueden imaginar ustedes la cantidad de medicinas que tiene que tomar!

Y mi suegra es hipertensa y toma tratamiento para la depresión, además de tener ciática, problemas de circulación y de bronquios. Como ven, personas mayores, como muchas otras, que han cumplido con sus obligaciones y a día de hoy son jubilados, polimedicados y pluripatológicos.

Y ustedes dirán, ¿a qué viene esto?

Por la tarde acompañé a mi suegra a una farmacia de Torremolinos (ellos son cordobeses, y como buenos cordobeses les encanta ir a Málaga), le hacían falta unas cuantas medicinas, y al llegar a la farmacia entregamos a la farmacéutica su tarjeta sanitaria, y ésta muy diligentemente le entregó el lote de medicamentos que aparecían en la tarjeta, y les aseguro que no eran pocos.

Al llegar al apartamento, se sentó en un sillón, empezó a organizar las medicinas y se puso muy nerviosa, tenía un lío tremendo, no sabía para qué era cada cosa. Las cajas eran distintas a las que le habían suministrado hasta ahora. La pobre mujer, agobiada, me llamó para ver si podía ayudarle, ya que gracias a las famosas «subastas de medicamentos» exclusivas de Andalucía, el mismo medicamento tenía ya no diferente presentación, sino también variaba en la cantidad, de 20 mg a 40 mg.

Entonces, vacié la caja donde guarda todas las medicinas, por cierto bastante grande, y fui escribiendo en cada caja de medicamento para qué era y la cantidad que se tenía que tomar.

Tengan ustedes en cuenta que no es lo mismo 20 mg que 40 mg, que si se tiene que tomar 3 veces al día 20 mg de cualquier medicina no se tiene que tomar 40 mg 3 veces al día, puesto que estaría tomando el doble de la dosis recetada.

¿Saben lo que puede ocurrir si un paciente no toma la dosis adecuada recetada por su médico? Pues es muy fácil, puede empeorar, y tener que ir al médico de nuevo, que quizá le tengan que ingresar en un centro hospitalario, por no pensar en cosas peores…

Y si ocurre lo anterior, sin duda alguna, no se genera más salud, lo que se genera es más gasto, porque en Andalucía hay muchísimas personas mayores que tienen enfermedades crónicas y diariamente tienen que tomar medicamentos. A estas personas les es muy complicado saber qué pastilla se tienen que tomar si les cambian la presentación, imagínense, antes tomaban para la tensión la caja blanca con letras rojas, pero un mes después es caja verde con letras blancas.

Una vez más, exijo al Gobierno andaluz que trate a nuestros mayores como al resto de los españoles, no pido más, pero tampoco menos. ¡Tomar medicamentos no debe ser un lío para nuestros mayores!

*Parlamentaria andaluza

de Ciudadanos