Nunca me gustaron los «días internaciones de...» porque casi siempre me parece que tenerlos es mucho peor que lo contrario, dado que lo que recuerdan o conmemoran suelen ser cosas que en realidad no deberían existir. Hoy es uno de esos días, pero teniendo en cuenta que el cancer de mamá es el tumor que más afecta a la población femenina, que se trata de la enfermedad oncológica que constituye la primera causa de mortandad en mi género y que como alerta la OMS cada 30 segundos se diagnostica un nuevo caso de cáncer de mama en algún lugar del planeta, aunque lo óptimo sería que no existiera tan dañino cancer, ni un día como hoy que nos lo recuerde, hoy debo plegarme al homenaje que los 19 de Octubre se hace a todas esas valientes que se han enfrentado y seguirán haciéndolo a un diagnóstico que cae como una losa y que afecta a 1 de cada 8 mujeres a lo largo de su vida.

Aunque no pueda ni imaginar esa losa, tal vez lo que ocurre en ese fatídico momento es un frío que recorre tu cuerpo hasta helarte el alma mientras un película de tu vida pasa en un segundo, o tal vez no y simplemente se apodere de ti la nada; tal vez el miedo se convierta en ese instante en tu compañero, instalándose en cada fibra de tu cuerpo y la palabra muerte pase a ser algo más que una palabra; tal vez la palabra vida, tan desgastada y simple, empiece a cobrar verdadero sentido... ¡que pena!; puede que solo entonces todo pase a un segundo plano y empieces a lamentar los besos que no has dado o los abrazos que no te dieron; puede hasta que un hoyo se te hunda en el estómago y creas que ya nunca serás la misma, pero no por tu pelo, ese pelo que caerá como las hojas de otoño, ni por tu bello cuerpo femenino del que tal vez arrancaran esos pechos que tanto amor dieron, sino porque toda entera te diluyas en ese momento en la nada. No, no puedo ni imaginarlo, porque me resulta tremendamente injusto que la leche de tus senos sea capaz de transformarse de repente en puro veneno.

Desde la solidaridad y la admiración, desde la sororidad que algunos critican, como si la fraternidad no pudiera serlo en clave solo femenina, a todas vosotras que pasásteis por eso que yo ni imagino y a las que vendrán, o vendremos, recordar que las valientes que sobreviven están ahí para decirnos que solo es un mal sueño del que se sale.

* Abogada