Un correo reza en su «asunto»: «Sin Valentín». Ahí se queda unas cuantas horas sin que nadie lo abra, pero tampoco nadie lo borra, y finalmente hay quien pica. Adivinen quién. Despierta curiosidad. «Sin Valentín». Quizá sea un alegato de algún nuevo colectivo dispuesto a luchar contra la tradición del Día de los Enamorados. A lo mejor proponen un boicot a las parejas de novios de obligada sonrisa. Quizá ofrezcan una tregua a los matrimonios cansados... Pues no. Una avispada publicista se dirige a los singles para proponerles planes alternativos con los que disfrutar el 14 de febrero. Es decir, no es «Sin Valentín», sino «El Valentín Alternativo» de los que no tienen pareja. Es decir, otra fiesta. Es decir, se celebra san Valentín pero en solitario, o merendando con las amigas y amigos (está redactado también en masculino, menos mal) o dándose un masaje. Luego las personas que no celebran el 14 de febrero seguirán sin celebrarlo, y se abre una nueva vía para encauzar la frustración de los que se sienten fastidiados por el evento. Un evento absurdo, aunque, en plena cuesta de febrero, da alegría que los restaurantes, comercios y joyerías tengan un ligero respiro económico. Y que se vendan los preciosos jabones con forma de corazón que están preparando los chicos y chicas de Autismo Córdoba. Ese san Valentín si merece una celebración.