Parece que si estás en contra de que pongan un tranvía en tu ciudad eres de derechas. Como lo oyen. Desconocía el concepto, pero un debate en un programa de la Cadena Ser me lo dejó meridiano. En Zaragoza, por ejemplo, el anterior gobierno municipal de los comunes (ZeC) y el PSOE lo iba a poner en marcha, pero ha llegado el del PP y dice que no, que es más barato el autobús eléctrico, y que a otra cosa. Les aseguro que no tenía ni idea de las implicaciones partidistas del asunto, principalmente porque aquí, en Andalucía, hay una ciudad gobernada por el Partido Popular, Jaén, que se pregunta para cuándo el tranvía. En Jaén, que tiene algunas cuestas, parece un medio de transporte no contaminante (sostenible, salvo que lo lleves en brazos) y útil. De hecho, se hizo la obra, entró en pruebas en el 2011, y por litigios y otras complejas cuestiones quedó paralizado hasta hoy. También entonces había alcalde del PP, pero a lo mejor era un poco rojo.

Diría que la decisión de no contaminar es importante, y aunque hasta ahora la ha defendido más la izquierda, la necesaria supervivencia de la Humanidad está generando bastante consenso al respecto (Madrid aparte) en casi todos los partidos. Por otro lado, las inversiones, aunque cambian con el color de los gobernantes, dependen principalmente de las características y necesidades de las ciudades, y hasta de la idiosincrasia de la población.

Cuando hace un poco más de una década se habló del proyecto de tranvía para Córdoba, algunas personas se echaron a temblar. Era la época del millonario derroche del Palacio del Sur de Rem Koolhaas --que solo se descartó en el año 2012, con José Antonio Nieto en la Alcaldía, muchas gracias-- y de los 17 millones que se gastaron en aquel proyecto inviable. Lo del tranvía fue como una fiebre que recorrió sospechosamente, en plena crisis y en un entorno de recorte de las inversiones públicas, los vientos de las capitales andaluzas. Todas iban a tener tranvía, aunque finalmente la que lo disfruta es Sevilla. El de Córdoba se descartó en el 2011 después de ríos de tinta impresa. Ni siquiera estábamos de acuerdo en el trayecto, aunque se hablaba de empezar por el Paseo de la Ribera y llegar hasta la Victoria. Algunas personas, como digo, se echaron a temblar de pensar en una inversión de 418 millones de euros que se quedara colgada según la costumbre de nuestra ciudad. Quizá un tranvía que saliera de la plaza de Andalucía y llegara hasta el Brillante, y otro que atravesara la ciudad de Este a Oeste sería algo estupendo, aunque ¿cómo se abordaría una inversión de más de mil millones de euros cuando nos cuesta que nos cedan Caballerizas? Con nuestras calles y callejuelas, los minibuses eléctricos deberían multiplicarse, y ser útiles, al tiempo que buenas campañas convencieran a la población de que el transporte público es guay. Y el que quiera tranvía, que se vaya a Sevilla.