El 16 de agosto de 1898, en la revista El Tiempo aparece el artículo de Francisco Silvela «España sin pulso», ampliamente comentado, anotando la crítica situación española tras el hundimiento de los restos del nuestro imperio colonial transoceánico, con Puerto Rico, Guam y Las Filipinas, y ultimado tras la pérdida de la isla de Cuba, una vez concluida la cruenta lucha y los distintos y dolorosos avatares sufridos por mantenerla como provincia española; dando lugar a una no resuelta crisis socioeconómica y constitucional y por ende de Estado, profusamente estudiada, que después 38 años acarrearía finalmente el estallido de una terrible guerra civil. Ayer, entre otras consideraciones, apuntaba el articulista: «El efecto inevitable del menosprecio de un país respecto de su Poder central es el mismo que en todos los cuerpos vivos produce la anemia y la decadencia de la fuerza cerebral: primero, la atonía, y después, la disgregación y la muerte».

No se dan hoy día las mismas circunstancias de antaño. Esta no es la patria de la generación del 98, afectada por la crisis ética, social y política consecuencia de la derrota militar hispano-estadounidense. Aunque con ella aparecerán tanto el reivindicativo y burgués nacionalismo catalán que busca un devenir y una realidad económica diferenciada de España, y que se sitúa entre el federalismo y el conservadurismo tradicionalista y católico, hasta que una considerable parte del mismo acabe, en gran medida, en soberanista radicalizado, xenófobo e insurreccional, como el movimiento nacionalista vasco pero este con unas connotaciones distintas, diseñado en el programa segregacionista de Sr. Arana, fundador del PNV, que propugna principalmente la independencia y la creación de un estado con fronteras definidas, el radicalismo antiespañol, la exaltación de la etnia vasca, incluso oponiéndose al matrimonio entre vascuences y foráneos, con el integrismo religioso y la apología de la lengua vascongada y del mundo rural. La alianza del social-comunismo nos podría conducir a una situación que otrora fue dramática.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho