Decía la dueña de una librería madrileña: «Los libreros hemos tenido que dejar cerradas las librerías de la noche a la mañana». La Feria del Libro de Madrid, que se iba a inaugurar el día 23, queda aplazada como todas las demás, incluida la de Córdoba. Sin embargo el virus, pese a ser un enemigo acérrimo de la Cultura con mayúscula, conmigo no puede. Estoy leyendo y releyendo más libros que nunca gracias al arresto domiciliario; y gracias, también, a que no pierdo el tiempo viendo las cadenas españolas de televisión. Sigo el consejo del Premio Nobel de Literatura, Naghin Mazuf: «La televisión es una especie de demonio que aniquila la conciencia; quita espacio vital al libro, a la lectura». Para no perder el hilo de la actualidad, he releído Der Abstieg des Westens (El declive de Occidente) publicado en 2018 y a cuyo autor, Joschka Fischer, lo recuerdo en el Bundestag alemán tras haber logrado por primera vez Los Verdes 27 escaños en las elecciones de 1983. Petra Kelly rechazaba el sistema parlamentario alemán. Pero el ‘realista’ Fischer se apartó del fundamentalismo inicial y Los Verdes dejaron de ser antisistema. En 1998 tras la primera coalición federal con el SPD, Fischer fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores. En su libro advierte del peligro que acecha a Occidente: los nacionalismos y los populismos. Defiende la democracia representativa, el estado de Derecho liberal, la separación de poderes y está en contra del «leninismo digital». Según Claude Juncker ese «veneno pernicioso» es un peligro para Europa.

*Periodista