Es el lema que preside la profesión de ingeniero agrónomo: «Sine agricultura nihil». Una verdad incontrovertible. Sin los recursos que genera la actividad agraria, no sería posible la existencia y como consecuencia, la nada.

Hace 163 años, el 1 de septiembre de 1855, durante el reinado de Isabel II y siendo ministro de Fomento Manuel Alonso Martínez se creó, mediante Decreto Real, la carrera de ingeniero agrónomo. La formación de los primeros ingenieros agrónomos se llevó a cabo en la finca La Flamenca del Real Heredamiento de Aranjuez. La decisión política de crear la primera Escuela Superior de Agricultura se fundamentaba en el atraso por el que pasaba el campo español y la necesidad, largamente auspiciada por los ilustrados Jovellanos, Campomanes y Olavide y Sagra, de adecuar el mundo agrario fomentando la ciencia y la tecnología que aparecían ya en muchos países europeos, coordinando la ingeniería con la agricultura en su más amplio sentido.

Cuando en 1869 el Ministerio de Fomento creó la Junta Superior de Agricultura, Industria y Fomento, apareció la figura del ingeniero agrónomo como técnico en destinos específicos. Esta circunstancia motivó la creación de la Asociación de Ingenieros Agrónomos. Tras la fundación del actual Instituto de Ingeniería de España, en 1905, la inicial asociación adoptó el nuevo y actual nombre de Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (ANIA). A propuesta de la misma --que es de derecho privado-- el Gobierno autorizó en 1950 la constitución de los Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos, instituciones de derecho público.

Precisamente nos convoca en Córdoba, auspiciado por ANIA, el IV Congreso Nacional de Ingenieros Agrónomos, del 15 al 18 de octubre. En el mismo se discutirán futuras aplicaciones y tecnologías en la agricultura y agroindustria, se analizará el futuro y la formación del ingeniero agrónomo, los problemas medioambientales y éticos que pueden generarse y las oportunidades de empleo para el ingeniero agrónomo.

Esta importante cita de los profesionales y empresas del sector agronómico tiene unos antecedentes históricos. Tras una dura posguerra y ante las perspectivas de desarrollo, se celebró el I Congreso Nacional de Ingeniería Agronómica, del 20 al 25 de marzo de 1950, en Madrid, con una significativa ponencia sobre «La producción agrícola española y las necesidades nacionales» e importantes conclusiones.

En 1980, asimismo en Madrid, se celebró una magna --con más de mil inscripciones, 12 ponencias y 50 comunicaciones-- Asamblea Nacional de Ingenieros Agrónomos, con el lema «El ingeniero agrónomo en la sociedad actual».

Más recientemente, con motivo de la efeméride de los 150 años de la creación de la carrera de ingeniero agrónomo, se celebró en la capital, del 20 al 22 de octubre de 2005, el Congreso del Sesquicentenario, con 15 ponencias y 5 mesas redondas. Se realizó un análisis de la situación de la ingeniería agronómica así como del pasado y del futuro.

Es intención de ANIA celebrar periódicamente estos congresos, cada cuatro años, ubicándolos en diferentes ciudades. Córdoba ganó el concurso para localización del presente IV congreso, frente a otras propuestas. Los méritos presentados por nuestra ciudad en cuanto a infraestructuras y logística, unido a la riqueza histórica --no en vano posee cuatro declaraciones como Patrimonio Mundial de la Humanidad-- hicieron a la organización decantarse por nuestra ciudad. A ello se une el potencial agroindustrial de nuestra provincia con: ruta del vino por Montilla-Moriles, ruta del aceite por Priego de Córdoba y ruta agroganadera por Los Pedroches. Sirvió de complemento la celebración del 50 aniversario de la creación de la Etsiam. Integrada dentro del congreso, y realzando su importancia, de celebrará la IV Fimart, una feria de la innovación que apuesta por el smart rural.

Los profesionales y las empresas tendrán ocasión estos días de sacar conclusiones y establecer relaciones para el desarrollo de la actividad agronómica. Paralelamente podrán disfrutar de los encantos incomparables de la ciudad de Córdoba. No queda más que citar a Cicerón: «La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna de todo hombre».

* Delegado Provincial del Coiaa