El reciente encuentro que tuvieron los expresidentes del Gobierno Mariano Rajoy y Felipe González en el Foro La Toja, nos hace sentir a algunos una nostalgia casi existencial, pues siendo dos políticos adversarios en lo ideológico destaparon ese mismo tarro de las esencias democráticas y constitucionales que tanto se echan en falta ahora en los líderes de la política activa. En aquel debate ambos expresidentes defendían el desbloqueo político actual. Y no sólo esto, sino que fueran sus partidos, PP y PSOE, los que tomaran la iniciativa. González no era partidario de ofrecer un ejecutivo de coalición a sus adversarios políticos, aunque Rajoy sí se mostró favorable. Pero los dos coincidían en materializar de una manera u otra lo fundamental, lo que actualmente nos salvaría de esa incertidumbre política en la que nos sume el coqueteo con el independentismo: lograr pactos fundamentales en asuntos cruciales de Estado. Pero entre Sánchez y Casado existe un abismo. De tal magnitud que ni siquiera ha propiciado una reunión previa a la formación de gobierno y postelectoral entre los dos partidos que han venido sustentando la labor de gobierno estatal en las últimas décadas. La cuestión está en dirimir si fallan las siglas de los partidos o sus líderes. Es obvio que lo segundo. La prueba, como un eco nostálgico del pasado, se puede comprobar en ese encuentro entre Rajoy y González, donde el compromiso con nuestra Constitución y su aplicación al momento actual los anudó a los dos. González en tono gracioso dijo a Rajoy que con lo que está pasando ahora en España, ambos son «como mínimo, Churchill». Y verdaderamente lleva toda la razón. El silencio entre los dos partidos políticos que han articulado el bipartidismo es un contradiós político. Cuando se pone silencio donde ha de haber diálogo, lo siguiente es la desintegración de la convivencia.

*Mediador y coach