Dicen que, mientras los otomanos ponían cerco a Constantinopla en el siglo XV, la ciudad vivía una encarnizada discusión teológica en torno al sexo de los ángeles. El debate, más grosero, se repite ahora en las redes sociales, la prensa, las tabernas y los hogares sevillanos a cuenta del cartel de Navidad de la Asociación de Belenistas, en el que un arcángel San Gabriel un tanto andrógino sujeta una azucena que surge de la Giralda, mientras con su mano izquierda señala el cielo. Unos dicen que el arcángel tiene «pluma», otros denuncian homofobia. Si el artista quiso evitar la discusión sobre el sexo de los ángeles no lo ha logrado.