Consciente de que me estoy poniendo muy pesadito con el mismo argumento, prometo no volver a repetirlo. Pero permítanme que por última vez, y a la hora de analizar qué sera noticia en Córdoba en los próximos doce meses, vuelva a recordar que no es lo mismo lo importante que lo que importa.

Verán: para un servidor algo que le importa es que en el 2018, previsiblemente, se acabará de construir el edificio de viviendas de El Pretorio sobre ese solar privilegiado pero largamente abandonado durante la crisis. De hecho, ese terreno vallado y baldío era el mejor reflejo de la situación de parálisis de la ciudad durante los peores años de penuria económica y constructora, sobre todo para los miles de conductores que en sus itinerarios diarios circulaban por la avenida de América. Una de las arterias viales más rectas, largas y cargadas de tráfico de la ciudad, si no la que más, y que al final de la misma se veía durante años sobre la mediana del solar un gigantesco anuncio de una empresa de servicios funerarios. Una perspectiva de muerte, nunca mejor dicho. Uno terminaba su recorrido por la avenida de América con la misma alegría que puede encontrarse en la sala de espera de la Agencia Tributaria.

El caso es que quizá para otros muchos sea la construcción de ese bloque una de las cosas que más les importarán en el 2018, dentro de esas muchas otras pequeñas noticias que tienen una carga emocional y simbólica que muchas veces solo se aprecia su magnitud con el paso del tiempo.

Ello no quita que lo importante del 2018 vaya a ser menos noticia y tenga los próximos meses el lugar que se merece en las páginas de Diario CÓRDOBA. Basta leer en la edición de ayer el siempre meticuloso, preciso y documentadísimo trabajo de nuestra compañera Isabel Leña sobre los 26 proyectos de urbanismo, infraestructuras y equipamientos que (¡por fin! crucemos los dedos) se pondrán en marcha o culminarán en el 2018. Desde el cercanías a la reapertura del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, de los nuevos hoteles a la piscina del Parque Figueroa, de los rerenovados accesos desde la Autovía a La Torrecilla al Aeropuerto...

Por supuesto, Isabel Leña no se olvida (no se le pasa una) de proyectos que, además de ser de los importantes, también son de los que van a importar. Esos que puede que no tengan el impacto económico de otros, pero que para muchos cordobeses marcarán un antes y un después por su vertiente psicológica, de orgullo local y autoestima. Un ejemplo es la propuesta de Medina Azahara a Patrimonio de la Humanidad, una carrera hacia un título que culminará en junio y que en cierta forma, viene a resarcir a la ciudad del varapalo aún no olvidado de aquella candidatura de Córdoba 2016 a Capital cultural Europea.

Otro caso: que se de el visto bueno al proyecto de playa fluvial en El Arenal, una instalación que no solo sería una nueva oferta de ocio y turística, sino que supondría un cambio social y psicológico para el cordobés que durante los veranos del siglo XX se dividió en tres estamentos: los que tenían apartamento en Fuengirola o piscinas en su urbanización y/o parcela, los que tenían parientes con ese piso en la playa o piscina en Córdoba y, el tercer grupo, los que no tenían posibilidad o no les importaba remojarse la barriga en verano. Pues bien, todas estas barreras entre clases sociales acuáticas cordobesas, valga la expresión, caerían con la oferta de ocio que supondría la playa fluvial. No me digan que no sería algo relevante en esa pequeña gran intrahistoria de la ciudad.