Se habla mucho de Europa estos días. ¿Vendrá la Unión Europea a ayudarnos o a entramparnos aún más? Esta es la pregunta de cuya respuesta depende de que Europa sea algo más que una unión supranacional ajustada a los intereses de las multinacionales y a la sofística de sus intelectuales orgánicos. Ya sé que existieron Carlomagno, Carlos V, Napoleón, Hitler, Salvador de Maradiaga y Robert Schuman..., sin olvidar la mandíbula de Mauer, el hombre de Cro-Magnon, Atapuerca y las becas de Erasmus. ¿Pero existe una Europa unida, de hombres europeos, solidarios, eso que se llama la Europa de los pueblos? ¿O se trataría, más bien, de que en Europa se ha logrado, a un nivel más profundo que en cualquier otra zona del planeta, la formación de una clase capitalista transnacional que ha transformado el proyecto de la integración europea en un proyecto neoliberal que, preservando una soberanía formal de sus miembros, subordina su democrática gobernanza a los dictados de un mercado único? Esta Europa de los mercados y los mercaderes la conocemos bien.

Porque lo cierto es que no todos los poderes cedidos por los Estados europeos son transferidos a las instituciones europeas: muchos van a los inversores y especuladores privados. Hace tiempo que sabemos que el mercado único es un boom para la industria de las empresas multinacionales, por lo que los representantes electos no igualan en poder a los burócratas y empresarios no electos. De aquí, que, pese a las cientos de leyes que se promulgan en el Parlamento europeo, es en la Comisión, dependiente de los respectivos gobiernos, donde se han cocido hasta ahora las habas de los encontrados intereses nacionales y el «hombre europeo» se ha consumido en las llamadas «políticas de ajuste» durante estos largos años de disciplina neoliberal.

Ante la crisis en la que nos ha sumido el coronovirus se está negociando en el Consejo un Plan de Recuperación y en nuestro país se ha pasado de la esperanza solidaridad al escepticismo. O, en palabras de nuestro presidente de Gobierno, «será una dura negociación». A veces se tiene la impresión de que la UE es un mendrugo de pan duro.

* Comentarista político