El Mundial de fútbol de Rusia, uno de los más apasionantes de los últimos tiempos, afronta su recta final con las cuatro selecciones que jugarán las semifinales: Francia, Bélgica, Croacia e Inglaterra. Ninguna de ellas forma parte del selecto grupo que domina la competición (eliminadas Alemania y Brasil, por ejemplo) ni figuraban, a excepción de Francia, entre las favoritas para llevarse el trofeo. Pero haciendo gala de una enorme solidez (Francia), de gran talento (Bélgica), del mejor centro del campo de la competición (Croacia) y de fidelidad a un plan efectivo, con ayuda de un gran goleador (Inglaterra), las cuatro semifinalistas protagonizan un cambio de guardia en el fútbol mundial. Tienen en común que son selecciones europeas, con sus estrellas jugando en los mejores clubs del continente, como Rakitic (Barça), Modric (Real Madrid), Griezmann (Atlético de Madrid), Mbappé (PSG), Kane y Dele Alli (Tottenham), De Bruyne (Manchester City) y Hazard (Chelsea). Las semifinales del Mundial certifican el dominio del fútbol europeo, el más potente económica y deportivamente a nivel de clubs y hegemónico en selecciones, después del fiasco de la Argentina de Messi, la decepción del Brasil de Neymar y Coutinho, el envejecimiento de la generación de oro de Uruguay y la eliminación de la Colombia de James y Yerry Mina. Nunca una selección americana ha ganado el Mundial en tierras europeas, y Rusia no será la excepción.