Hay inquietud por la organización y el orden, cuando no directamente por la seguridad, por la nueva carrera oficial en el entorno de la Mezquita-Catedral. Así lo han mostrado hace tiempo buena parte de colectivos de vecinos del distrito Centro y Sur y, ya más recientemente, formaciones políticas como IU, Ganemos Córdoba y Equo.

No se le puede quitar razón a los vecinos. Sin hablar de seguridad ni ponerse en lo peor, no tienen información concreta sobre asuntos cercanos: ¿Cuándo se cortarán las calles? ¿A qué hora podré sacar el coche de la cochera? ¿Cómo me la ingenio con la familia? ¿Y mis padres, que son mayores? ¿Y las compras?... No son preguntas tontas cuando a uno le toca.

Pero más allá de esto, y comprendiendo el malestar de los vecinos afectados, también pienso en los residentes de otra zona del Centro, porque... ¿el anterior itinerario común en Capitulares y Las Tendillas era la panacea, el desiderátum de la prevención? Hace 40 años, con los criterios de seguridad de entonces, ¿acaso se hizo la décima parte de estudios que ahora? Apuesto a que con los requisitos modernos de seguridad de la UE se hubiera prohibido la carrera oficial en Las Tendillas, que tenía muchos años pero, como popularmente se dice, menos papeles que una cabra. Si no pasó algo fue porque Dios no quiso y el cordobés tiene mucho sentido común.

Les pongo otro ejemplo: ¿Recuerdan la añorada Feria (por mí el primero) en el Paseo de la Victoria? Pues bien, ¿volveríamos a dejar en una concentración de 100.000 personas un pasillo entre la Noria, frente al Palace, y las atracciones de solo 10 metros o a hacer decenas de pozos negros en los Jardines de Vallellano?

No soy técnico de seguridad, pero me fío de ellos y apuesto a que esta va a ser la Semana Santa, si no la más cómoda, sí la más segura. En todo caso, para evitar riesgos y molestias y disfrutar, encomendémonos de nuevo al sentido común del que se hace gala en Córdoba: Ya saben, el menos común de los sentidos y a veces el único sentido práctico.