A mediados del siglo XX, en el año 1952, hizo furor en las librerías religiosas Los santos van al infierno, una novela conmovedora y realista del escritor francés Gilbert Cesbron, sobre la actuación de los sacerdotes obreros... Pedro, hijo de un minero, sufre durante su infancia la trágica experiencia de ver cómo su padre queda enterrado en la mina, aunque consiguen sacarle indemne. Pedro toma una firma decisión, y al volver a casa le dice a su hermano mayor: «Te juro que yo nunca bajaré a la mina». Años más tarde, encontramos a Pedro convertido en sacerdote obrero. Ha sido enviado por el Cardenal a Sagny, barrio periférico de Pulís, en sustitución del padre Bernardo. Allí ejerce su ardua labor de apostolado intentando atraer hacia Cristo a una serie de individuos que difícilmente pueden entender su mensaje en el degradado medio social en que viven. Consigue pocas conversiones, pero establece potentes lazos de amistad y camaradería con los que acuden a él cuando tienen problemas y necesitan consejo. También esto es hacer la labor de Cristo. Y es así como conoce a Magdalena, la muchacha que por amor a Cristo decide renunciar a su propia vida para dedicarse a los demás; a Juan, enamorado de Magdalena, que quiere bautizarse pero lo va demorando; a Luis, un anarquista español refugiado en Francia; a Marcelo, que vive en una sola habitación con su mujer y su hijo Esteban, a quien apalea brutalmente cuando está borracho, un magnífico chiquillo al que Pedro procura proteger; a Enrique, el comunista, que desconfía de él pero acaba convirtiéndose en su mejor amigo; a Paulita y Santiago, un matrimonio cuya casa se incendia, y a muchos otros. Son los que el papa Francisco llama «lo santos de la puerta de al lado», la santidad de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad». Hoy celebramos la Fiesta de Todos los santos, jornada de luz y de esperanza. «La santidad, dice el papa, es el rostro más bello de la Iglesia». Tantos «rostros» como cruzan a nuestro lado, derramando el bien.
* Sacerdote y periodista