Con una participación muy alta y en un contexto político muy polarizado, Pedro Sánchez es el gran ganador de las elecciones del 28-A. El candidato socialista frenó al bloque de derechas, que se quedó lejos de la mayoría absoluta debido al desplome del PP y a que la irrupción de Vox no fue tan espectacular como se temía. En una sola legislatura, Sánchez ha protagonizado un viaje insólito: pasó de ser defenestrado por su propio partido por negarse a permitir la investidura de Mariano Rajoy a recuperar el mando del PSOE en unas primarias, derrocar a Rajoy en una moción de censura y, finalmente, lograr una victoria en unas elecciones trascendentales marcadas por el auge de la ultraderecha y el conflicto catalán. Si el 28-A es una gran victoria de Sánchez, también supone la derrota sin paliativos de la estrategia de las tres derechas abanderada por José María Aznar y abrazada de forma suicida por el presidente del PP, Pablo Casado. La irrupción de Vox dividió el voto de la derecha y causó una competición de propuestas extremas que hundió al PP y propició una gran movilización del electorado de izquierdas y el soberanista en comunidades como Cataluña y el País Vasco, donde los nacionalistas mejoraron sus resultados. Como consecuencia, el PSOE casi dobló al PP, que se queda sin posibilidad de reeditar el pacto a la andaluza. La entrada en el Parlamento de Vox es la principal causa del desplome de un PP que queda en una situación muy delicada y augura momentos muy complicados para Casado a puertas, además, de las elecciones municipales y autonómicas.

Ciudadanos vivió una noche agridulce. Si bien es cierto que mejoró mucho sus resultados y se quedó a las puertas del sorpasso al PP, la decisión de Albert Rivera de formar un cordón sanitario en torno a Sánchez por dialogar con el independentismo catalán limita su margen de acción. Números en mano, PSOE y Cs suman mayoría, pero para que ambos pactaran sería necesaria una espectacular marcha atrás de Rivera. Por si acaso, los simpatizantes socialistas en Ferraz gritaron anoche: «Con Rivera no».

Unidas Podemos aparece como el principal socio potencial de Sánchez. La formación morada y sus confluencias han empeorado sus resultados. Pablo Iglesias queda debilitado en su pretensión de formar un Gobierno de coalición pero sus escaños son imprescindibles para formar una mayoría ante la mala relación Sánchez-Rivera. En cambio, Sánchez no necesita como en la anterior legislatura los escaños de los independentistas catalanes. Con una participación muy alta, ERC logra su primera victoria en unas generales en Cataluña, seguida por el PSC, que bate a los Comuns. Puede entenderse que el electorado catalán refuerza su apoyo a quienes han apostado por una vía de diálogo, aunque ERC plantea un diálogo que no se ajusta a la Constitución.

De alguna manera tendrá Sánchez, más fuerte que en la anterior legislatura (también goza de mayoría en el Senado), que interpretar el mensaje y buscar soluciones sin dar alas al independentismo. El electorado, muy movilizado, ha rechazado un tripartito de derechas. Es su responsabilidad recoger el guante y actuar en consecuencia.