Presupuestos o elecciones anticipadas, con el riesgo que ello conlleva de que la derecha pueda alcanzar el poder. Ese es el mensaje que el Gobierno de Pedro Sánchez ha lanzado a los partidos independentistas catalanes, que esta semana pueden --y así aseguran que procederán-- tumbar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) con sus enmiendas a la totalidad. La fecha del 14 de abril empezó a sonar ayer con fuerza a través de informaciones no desmentidas por la Moncloa, aunque otra opción es convertir el 26 de mayo en un superdomingo electoral (convocar las legislativas junto a las europeas, autonómicas y municipales) o alargar hasta el mes de junio. Sea como sea, el mensaje que surge de la Moncloa es que la derrota de los Presupuestos en el Congreso conlleva el adelanto electoral.

Se trata sin duda de una maniobra de presión hacia los independentistas, que tras el discutido pinchazo de la manifestación del domingo en Madrid han reclamado a Sánchez que regrese a la mesa de diálogo que el Gobierno dio por rota el viernes. Pero el Ejecutivo, tras las fuertes críticas internas del PSOE por el devenir de las negociaciones, parece haber dado por roto el diálogo por las pretensiones independentistas de hablar sobre el derecho de autodeterminación de Cataluña y la convocatoria de un referéndum. La postura de Sánchez es similar a la que le permitió ganar la moción de censura. Si entonces era o Sánchez o Rajoy, ahora es o Presupuestos o la alianza PP-Cs-Vox, que aparenta visos de triunfo electoral. Las respuestas no se harán esperar. La primera votación de los PGE tendrá lugar mañana, y si Sánchez quiere convocar elecciones el 14 de abril debe decidirlo el martes que viene.

Es un salto mortal, tal vez el último de la legislatura de un político especialista en ellos como Sánchez. Con la mente fría, en pleno juicio a los líderes del procés que empieza hoy en el Tribunal Supremo, el independentismo parece haber elegido no apoyar al Gobierno, pese a los intentos de este por encauzar políticamente la gravísima y prolongada crisis institucional abierta por el independentismo, además de aprobar unos Presupuestos sociales que benefician a Cataluña. Hace tiempo que una parte del secesionismo catalán independentismo es indemne a los razonamientos, instalado en un cuanto peor, mejor dañino e irresponsable. La manifestación de Madrid no respondió a las expectativas, pero eso no significa que las perspectivas electorales de la derecha en su conjunto hayan empeorado. Cuesta ver en qué puede beneficiar el adelanto electoral al independentismo, si no es en intentar crear un estado de ánimo colectivo similar al del otoño del 2017 que permita nuevas veleidades unilaterales. Las mismas que hoy van a juicio, con graves peticiones de penas.