Vienen días de inventario de daños. Algunos serán imposibles de reparar. Las vidas perdidas por el temporal 'Gloria' quedarán definitivamente borradas. Una mirada detallista achaca sus muertes a un accidente de tráfico, al impacto de algún objeto, a una mala caída... Si abrimos un poco más la lente, aceptamos que la causa fue una borrasca destructora. Y si ampliamos aún más, llegamos al cambio climático. Los expertos llevan decenas de años advirtiéndolo. El calentamiento global es una realidad indiscutible. Los fenómenos meteorológicos serán cada vez más extremos. Y eso, al fin, es hablar de muerte

Aún nos cuesta asociar el daño medioambiental a nuestras vidas. El discurso negacionista contribuye a ello. También cierta percepción de que es un tema reservado a especialistas, alejado de los problemas cotidianos. Pero lo cierto es que el cambio climático nos afecta tan de cerca que está pegado a nuestra piel, a nuestro cuerpo. Es el aire que respiramos, también ese mar embravecido o ese torrente descontrolado que se traga a nuestros seres queridos. Al fin, solo queda cambiar nuestras vidas para salvarlas.

* Periodista