El domingo día 1 de octubre recibimos una noticia muy triste. Nos dejaba una clienta muy fiel, nuestra Rosa Hidalgo. Se fue a los 102 años. Estuvimos con ella desde 2012, casi en los principios de Valle de Ledesma hasta ahora. Queremos hacerle un homenaje a ella y a su familia.

Hay que destacar esos 102 años de vitalidad y ganas de vivir, nunca mejor dicho. Siempre digo que los años son un número, y no siempre pasan a todos por igual, siempre depende de la mente y del corazón. Una mente joven mantendrá despierto al corazón. Para que esto se cumpla dependerá de la actitud, una buena alimentación y sobre todo, lo más importante, de la compañía y unos buenos cuidados de la familia, en especial de su hija Rosa.

Envejecer es un arte, un regalo, una alegría por la vida, por cada arruga una sonrisa del pasado y del presente. ¡Qué miedo tenemos a envejecer!, pero qué gran oportunidad nos da la vida para seguir siendo útiles ante sentimientos de los que nos rodean. Siempre consideraré una suerte tener a nuestros mayores a nuestro lado, una sabiduría insaciable, una historia por decir, y una vida por admirar.

Tienen una mirada cansada por toda la vida recorrida pero siempre hay un pequeño brillo en los ojos que nos dice «quiero seguir aquí», así que, qué importa el número, si al final lo que nos llevamos con nosotros son recuerdos, ilusiones, metas, ganas, desilusiones, sueños... ¡Y por cada uno de estos nos aparecen las ¡arrugas!, pero qué historias tan bonitas y tristes esconden y cómo las odiamos. Aceptar esto es quererte, y sentirlo, son ganas de vivir.