Hoy se celebra en Córdoba, la romería de Nuestra Señora de Linares Coronada, que tuvo como pórtico excelso el pregón pronunciado hace unos días por Manuel Martínez Lagares. En la Edad Media, los peregrinos que iban a Roma se denominaban a sí mismos ‘Romeos’, ‘romeros’. Romería es una palabra humilde con un significado espléndido. La imagen de una romería por caminos polvorientos es una estupenda metáfora de la vida y tiene una connotación alegre, porque implica la presencia de los demás. Sin embargo, qué dura es a veces nuestra romería, el caminar por la vida, por los senderos de la historia. ¡Cuántas desgracias, guerras, muertes, desolaciones, tinieblas, soledades! El problema del mal es la bestia negra de la teología, la ciencia y la filosofía, un enigma que la limitación del pensamiento humano no ha podido resolver. Hannah Arendt, la gran filósofa judeo-alemana, se acercó a un aspecto muy incómodo de la maldad humana cuando, estudiando el comportamiento de los guardianes de los campos de concentración, que no eran ideólogos del nazismo sino «trabajadores», se dio cuenta de que detrás de cada botón apretado para poner en funcionamiento las cámaras de gas, estaba un ser humano que «no pensaba lo que hacía», que no tenía en cuenta las consecuencias de sus actos y actuaba desde la superficialidad, «porque sí». A partir de este triste descubrimiento, expuso su teoría sobre la «banalidad del mal»: No podemos considerar la maldad solamente como un designio de inteligencias poderosas ni como una manifestación patológica; la mayor parte de las veces es producto de la irreflexión, del atolondramiento, de la falta de profundidad de los seres humanos. Sirva la reflexión como contrapunto de nuestras romerías: el corazón del pueblo se pone en marcha hacia un santuario, con rostro alegre y sentimientos religiosos. Hoy, la Hermandad de Nuestra Señora de Linares invita a los cordobeses a participar en su romería, hasta el santuario de la Virgen. «Ella es nuestra capitana», proclamó el pregonero Manuel Martínez, desarrollando y aplicando ese título histórico a las realidades de hoy: «En un mundo en permanente guerra con el mal, Ella es nuestra capitana; en la interminable lucha contra la injusticia, Ella es nuestra capitana; en la batalla contra el abandono de los más débiles frente al poder despótico del poderoso, Ella es nuestra capitana; cuando las heridas de la existencia escuecen y solo una voz puede levantarnos para continuar camino en la batalla de la vida, Ella es nuestra capitana; cuando necesitamos de una mano fuerte sobre nuestro hombro para iniciar la larga jornada de marcha que la guerra diaria impone, Ella es nuestra capitana. Y cuando al final del día, nuestros cuerpos rotos, cansados, buscan el reparador sueño que nos acerque a Dios, Ella se convierte en dulce Madre». El santuario de Linares se convierte hoy en oasis de fiesta y convivencia.

* Sacerdote y periodista