Para unos, sobrevalorada, para otros, una joya. Para mí, la película Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, es una muy buena película, una película que sí cuenta cosas y en la que sí pasan cosas, al contrario de lo que he leído en algún sitio. Cuenta, ni más ni menos, la historia de la vida de la gente y de un país a caballo de dos años concretos, 1970 y 1971 al borde de los años de plomo. No sé si en México o en Hispanoamérica, pero desde luego aquí en España Roma sí que enseña, y mucho; y no importa que en algún momento el personaje de Cleo me haya hecho pensar en el primero de los cortos que integran la película francesa Paris, je t’aime (2006), aunque en la de Cuarón haya menos dramatismo y sea más desapasionadamente realista. Roma posee, asimismo, un muy apreciable cuadro de buenas interpretaciones donde es destacable por encima de cualquier consideración la soberbia actuación de Yalitza Aparicio, que convierte la aparente impasibilidad indígena y su atávico estoicismo en un impresionante abanico de registros no verbales, desde el caminar casi volando hasta el mirar no mirando. A quienes siempre estamos abiertos a aprender de la Historia nos ha ilustrado igualmente sobre un acontecimiento al menos para mí absolutamente desconocido, el «Halconazo» de 1971. Conocía la masacre de estudiantes de la plaza de Tlatelolco en el 68, pero no la de los Halcones, la segunda guinda de aquel represor presidente Luis Echeverría (que a mí, por cierto, me inspiró un poema muy malo pero muy contestatario y violento años después).

Tiene Roma un encantador aliento de neorrealismo italiano, de seguimientos de cámara berlanguianos sin abundar en interminables travellings y en agradables momentos corales como de La Gran Familia (Fernando Palacios, 1962) pero sin sus rasgos de humor carpetovetónico, lógico. Nos sirve, por cierto, de elemento de comparación subconsciente entre un México DF desarrollado y moderno y un Madrid aún en los pañales de cierta modernidad. ¿Joya, Roma? No sé. Muy buena, sí, pedagógicamente tranquila pero interesante y hasta generadora de mucha tensión y ansiedad en algunas ocasiones. Así lo creo.

* Profesor

@ADiazVillasenor