Las lluvias de abril han salvado la campaña de riegos. La comisión de desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) pondrá a disposición de los regantes 5.400 metros cúbicos por hectárea de dotación máxima, 900 más de los acordados en la reunión del mes pasado. También se contemplan riegos extraordinarios que beneficiarían a la provincia de Córdoba, la que almacena más agua pero tiene menos superficie de regadío comparada con las de Jaén y Sevilla. La Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía, Feragua, ha hecho una valoración positiva, si bien insiste en que el sistema admitiría un ligero aumento en la dotación y reitera la exigencia de que se construyan nuevos embalses en Andalucía, entre ellos el de San Calixto en Córdoba. Pero la situación no invita al optimismo, pues se dejan sentir en la cuenca los efectos del cambio climático y el presidente de la CHG, Joaquín Páez, alerta de que cada vez habrá menos agua, más contaminada, y una mayor erosión. Este año se van a satisfacer las necesidades a pesar del déficit hídrico, con un 25% menos de lluvias de la media. Por ejemplo, los pantanos cordobeses no llegan al 50% de su capacidad. El sector debe acentuar su modernización para conseguir ahorrar un bien esencial que cada vez será más escaso. Y la Administración debe considerar la reclamación de Córdoba y arbitrar una distribución más justa de las superficies de regadío.